lunes, 6 de enero de 2014

Crónica

Un día en el Conservatorio
 En la fotografía : Sandra Saiz. Tiene veinte años, doce de los cuales los ha dedicado a la música. Actualmente estudia flauta de pico en el Conservatorio Superior de Música de Aragón. FOTOGRAFÍAS DE JULIA MURILLO ROYO

Analizamos la realidad de aquellos que deciden estudiar música en nuestra ciudad. Desde el caso de Sandra, una joven que estudia flauta en el Conservatorio Superior de Aragón, a las instalaciones dedicadas a la enseñanza de los estudios musicales en Zaragoza. La realidad de una titulación a menudo infravalorada.



Sandra tiene en su casa doce flautas. De arriba abajo en la imagen: soprano ganassi de Monika Musch con dos cuerpos, whistle irlandés, soprano kung, soprano yamaha de plastico rosa, quena (flauta folklorica de Perú, traverso barroco, cuerpo de alto ganassi, alto barroca de Joachim Rohmer, txistu (flauta típica del folklore vasco-navarro), alto ganassi (junto con un cuerpo), flauta travesera moderna y  alto kung. Sandra estudia en el Conservatorio Superior flauta de pico. Intenta compaginar sus estudios de enfermería con la música, aunque a veces no le resulta nada fácil. En la actualidad una titulación del Conservatorio Superior de Música de Aragón es equiparable a un grado universitario. La Administración, sin embargo, califica al Conservatorio de “instituto” lo que, entre otras cosas, obliga a llevar un horario muy estricto y obliga al conservatorio a contar con una Asamblea de Padres a pesar de que la mayoría de sus alumnos sean mayores de edad.
La vida del estudiante no acaba en el Conservatorio, debe ensayar por su cuenta una media de cinco horas al día, tanto si lo hace en el centro como si lo hace en su casa. El problema viene cuando debe adecuarse a los horarios del centro.







Flautas con las que ensaya Sandra. Sandra toca la flauta, sin embargo compañeros suyos que tocan el arpa o el piano, deben poder practicar en casa, algo que a veces no es posible debido a lo caro que es el instrumento o a sus dimensiones. Su única posibilidad para ensayar es el Conservatorio. .

A pesar de ello el Superior, dicen, es uno de los mejores centros de estudios musicales de toda España. ¿Pero qué pasa con la base? Para conocer la situación de las enseñanzas básicas y medias, Sandra nos lleva a sus antiguas clases en el Conservatorio Profesional, donde se encuentran unidos dos conservatorios en uno: el propio profesional y el elemental.
El actual edificio en el que se encuentra el Conservatorio Profesional de Música de Zaragoza le fue cedido por el Ayuntamiento de la ciudad. Sin embargo el número de alumnos ha aumentado mucho desde entonces (en la actualidad rondan los setecientos). El edificio ya no cuenta con las medidas óptimas para las clases.

Sala de ensayo del Conservatorio Profesional de Música de Zaragoza. La única ventilación con la que contaba era la propia puerta desde la que se tomó esta foto. 

El edificio, declarado de interés histórico y situado en la calle San Vicente de Paúl, se ha quedado obsoleto. El hecho de que sea considerado como un bien de interés histórico no ayuda, puesto que hace imposible cualquier pequeña reforma que ayude a su adecuación para su nuevo uso. "Recuerdo que un año quisieron instalar unas persianas. En verano nos achicharramos en las aulas (sin aire acondicionado, claro) y contamos con unas contraventanas de madera. Nos quejamos para que las cambiaran, pero nos decían que al ser las contraventanas originales no podían quitarlas y, al conservarse las ventanas intactas, tampoco podemos instalarles persianas... Una locura", se queja Sandra mientras recorre los viejos pasillos.  Después del hall principal vemos un auditorio excesivamente pequeño teniendo en cuenta la cantidad de alumnos y de instrumentos que se tocan en el conservatorio. Otro de los datos curiosos es que el auditorio con el que cuenta el conservatorio resulta irrisorio. Recuerda casi al salón de actos de un colegio. No nos detendremos a hablar siquiera de los camerinos, puesto que hasta la propia Sandra pasa de largo mientras sonríe al señalarnos el cartel "Nada que añadir, ¿no?" y estalla en una carcajada. Las aulas también son insuficientes y hacen que los alumnos estén apelotonados, las cabinas donde los estudiantes ensayan carecen en su mayoría de ventilación y son excesivamente pequeñas... "Pero esto no es todo", nos dice Sandra. Aquí está la trampa: lo que vemos no es todo lo que hay. Sandra nos lleva hacia el I.E.S. Pedro de Luna, donde el instituto cede parte de sus instalaciones para las actividades y conciertos del Conservatorio. Todo ello adecuándose, obviamente al horario del instituto. Hablamos con el director del Conservatorio Profesional, Darío Sierra, quien tranquilo nos cuenta abiertamente la deuda que tiene la administración con el Conservatorio:
"En 2010 la Administración prometió cambiar el emplazamiento del Conservatorio Profesional, sin embargo la actual crisis ha ido posponiendo el traslado"- no se queja, no se lamenta, afronta la realidad de un país donde la cultura ya no importa o, al menos, no importa tanto.


Los estudiantes del Conservatorio Elemental deberán estudiar durante cuatro años aprenderán lo básico sobre solfeo, métrica, ritmo… así como empezarán a familiarizarse con un instrumento. En la foto, alumnos del Elemental en las instalaciones del Conservatorio Profesional durante una clase de lenguaje musical. 

 Paramos un momento y recopilamos. Cuatro años de enseñanza elemental más seis años de enseñanza media y los que se dedique a la enseñanza superior... Nos giramos y miramos a Sandra. "Merece la pena"-afirma-"mi vida es y será siempre la música. Hay que luchar por lo que uno quiere, yo lo hago por la música". Se aleja por el pasillo escuchando a los pequeños dar palmas en clase de lenguaje musical, a los de la clase de violín... Entonces deja entrever en el gemelo izquierdo el tatuaje de una clave de sol. Definitivamente la música hace que se mueva, la música es su vida. 
Muchos futuros músicos como Sandra sueñan con dirigir una orquesta o dar grandes conciertos, pero la realidad es bien distinta. La poca aceptación social de los graduados superiores en música hace que el futuro de los músicos se encuentre en la enseñanza o fuera de nuestras fronteras. Personas que, como Sandra, llevan dedicados años y años de su vida a la música a menudo se ven trampeados por el camino con un sistema educativo que no equipara sus estudios a un estudio superior ni le confiere el prestigio que merece. Músicos, como tantos otros, como el que aprende a tocar la guitarra en su casa y luego toca con sus amigos. La actual situación de crisis está haciendo que se mine la visión de la cultura, y con ella la música. En Aragón cada año salen cientos de músicos altamente cualificados, habiendo sido educados en uno de los mejores conservatorios de España, en busca de un futuro mejor y reconocimiento en el extranjero. Sin embargo año tras año el número de estudiantes sigue creciendo y es que la música tiene ese algo que la hace mágica y que nos permite ver algo de luz hasta en un cuarto sin ventanas.




Para más información sobre la situación de los estudios musicales en Aragón:

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