martes, 7 de enero de 2014

Noticia

La Orquesta Sinfónica Goya crea un original concierto de Año Nuevo

La obra será presentada en tres municipios aragoneses, además de en Bilbao


La Orquesta Sinfónica Goya de Zaragoza ofrecerá cuatro conciertos de Año Nuevo de su propia creación durante estas navidades. La agrupación, que fue creada en abril de 2013 bajo la dirección de Juan Luís Martínez, actuará los días 28 y 29 de diciembre en Huesca y Zaragoza respectivamente, y el 4 y 5 de enero en Miranda de Ebro y Bilbao.

La idea de crear un concierto de Año Nuevo surgió a raíz de una propuesta en el teatro Olimpia de Huesca. Aunque los músicos aceptaron de inmediato, siempre tuvieron clara su intención: construir una obra original y diferente a los cánones tradicionales de este tipo de conciertos. Por ello, la primera parte, de 33 minutos de duración, no estará compuesta en exclusiva por música vienesa, sino por diversos valses de distintos lugares del mundo, como Rusia, Francia o Finlandia. Así, encontraremos creaciones de autores como Berlioz, Puccini o Tchaikovsky. Por otro lado, la segunda parte del concierto, de 37 minutos, será más convencional, ya que se tocarán todas las polcas y valses de la familia Strauss, como es tradicional en Viena.

Como novedad, actuará la soprano María Eugenia Boix, de Monzón, con cuatro arias a ritmo de vals. En el caso del Auditorio de Zaragoza, además de los 70 miembros de la banda, actuarán cuatro parejas de la escuela madrileña de danza María de Ávila, con cuatro coreografías inéditas de Amador Castilla.

El delegado de la Sociedad General de Autores (SGAE) en el País Vasco, Ignacio Delgado, fue quien invitó a la Orquesta Sinfónica Goya a Bilbao, debido a la importante tradición musical de la tierra.

El director Juan Luís Martínez es un músico valenciano que actualmente dirige la Orquesta del Conservatorio Superior de Música de Aragón. Ha participado en numerosos eventos, desde la ópera Carmen de Bizet durante la Expo 2008, hasta grandes producciones como La Traviata de Verdi o La Bohème.


Programa:

· 28/12/2013 - 20:00 - Teatro Olimpia, Huesca

· 29/12/2013 - 20:15 - Sala Mozart, Auditorio de Zaragoza

· 04/01/2014 - 20:00 - Teatro del C.C. Caja Burgos, Miranda de Ebro

· 05/01/2014 - 12:30 - Teatro Antzokia Campos Elíseos, Bilbao


Entradas a la venta en CaiTickets y KutxaBank.
Más información: http://orquestagoya.wix.com/orquestagoya

Opinión

Armonía disonante

Después de un duro verano de fiesta tras fiesta, y cansada ya de escuchar en las discotecas siempre las mismas canciones, abrí mi Spotify –versión gratuita por supuesto, y con unos fascinantes anuncios publicitarios que amenizan mi descanso- en busca de nuevos placeres musicales para mis oídos. Introduje en el buscador uno de mis últimos descubrimientos de la tierra, la versión remix de “Estilo Bowie” de Almas Mudas, pero no la encontré. Uno de los grupos indie-pop que más se está haciendo escuchar en Aragón, pero supongo que todavía no son tan famosos. Proseguí mi búsqueda de diferentes estilos, ya que mi gusto musical es bastante ecléctico. “Perdido” de Occitania era lo que me apetecía escuchar en ese momento, un poco de heavy no demasiado duro y con una cantante femenina de voz potente y vivaz. “No se encontraron resultados”.

¿Pero qué le pasa a Spotify? Es un servicio de música digital que te da acceso a millones de canciones, pero no a las que me apetecen escuchar a mí. Desisto en mi búsqueda de música diferente y me voy a la lista de más escuchados. Reggaeton por doquier y pop. No digo que no estén bien estas canciones cuando quieres mover un rato el esqueleto, pero ¿de verdad que todo el mundo, en la comodidad de sus casas, no escucha más que estas canciones? “Mi canción” de Nicolás Mayorca, “Mi reina” de Henry Méndez, “Imposible Olvidar” de Critika, “Limbo” de Daddy Yankee, “Me enamoré” de Xriz y así la lista se hacía interminable.

Como no era esto lo que deseaba escuchar en estos momentos no tuve más remedio que recurrir a Youtube. No está mal para escuchar canciones, si no os importa ir buscándolas de una en una, porque hacer listas es un poco más engorroso ya que han tenido que buscarse previamente y visualizarse para añadirlas. Sigo con mi búsqueda de música que me llene, pero uno de los destacados de la web de streaming más grande del mundo me llama la atención. No conozco a Aldo Narejos Rodríguez, pero el titulo del video está muy ligado a mi frustración actual: 1 DE CADA TRES TEMAS de este verano 2013 son IGUALES.




Tras quedarme embobada durante 5 minutos viendo el vídeo llega la dura conclusión: 29 de cada 100 canciones son armónicamente iguales. Escuchamos exactamente la misma canción solo que con diferente letra y diferente tempo. Y consumimos estas creaciones comerciales y nos quedamos tan tranquilos. Incluso nos gustan, pero es porque tienen un ritmillo muy pegadizo, claro…

Sin todavía salir de mi asombro, veo en la columna de la derecha, en los vídeos recomendados, multitud de ejemplos similares, y los veo uno detrás de otro. No solo ocurre con las canciones del verano, como esperaba que fuera. Cuanto menos fuera el daño, mejor. Un vídeo de The Axis of awesome, sobre los cuatro acordes me llama la atención. Es de 2011 y las canciones se remontan a todo el s.XXI. Llevamos más de una década consumiendo y pagando –aunque estos son una minoría- por las mismas canciones.




¿Hasta cuándo va a durar esto? ¿Cuánto tiempo más se va a permitir que personas sin ningún tipo de talento musical, que compran una base y le ponen una letra de amor o desamor, eclipsen un panorama que podría llenarse de grandes artistas? Yo, por el momento, prefiero seguir escuchando mi música ecléctica.

Noticia

La música de autor pisa fuerte en Zaragoza

Cada vez más locales y centros de cultura de la capital aragonesa abren sus puertas a la canción de autor.

Caminar con la guitarra a la espalda y varios acordes en mente no resulta una actividad tan rara en Zaragoza. Y es que, desde hace unos años, la capital aragonesa se ha convertido en un centro cultural donde la canción de autor -aquella compuesta por el propio artista- ha calado fuerte. La canción protesta propia de los años 80, actualmente ha dado lugar a un estilo musical más íntimo y personal, donde los sentimientos están a flor de piel.

Son muchos los jóvenes zaragozanos que se han rendido a la magia de la composición, los acordes y las letras. Para ellos es una “terapia”, una forma de expresar todo lo que llevan dentro. “A veces las personas somos tremendamente torpes comunicándonos los unos con los otros, y encuentro más fácil contarle algo a nadie con una guitarra y cantando que hacerlo directamente”, indica Ricardo Lamperez, un joven de 21 años que compone sus canciones desde los 17. Confiesa que su guitarra es su compañera de viaje y que sin ella, su vida no sería igual. Es lo mismo que le pasa a Beatriz Herreno, que se inició en el mundo de la guitarra hace cuatro años. “En Navidades me regalaron una guitarra. Empecé a aprender por mi cuenta y unos meses más tarde decidí componer canciones. Digamos que es una forma de evadirme del mundo y de escapar ante los pequeños  problemas diarios haciendo algo que me gusta”, afirma.

Aunque las creaciones, los ensayos y las grabaciones forman parte de su rutina, por el momento, no se plantean la música como futuro profesional. “Claro que me gustaría poder dedicarme a ello y vivir de algo que me encanta, pero es una posibilidad tan remota que, sinceramente, jamás me lo he planteado”, asegura Ricardo.  En la otra cara de la moneda se encuentra Héctor Pérez, que a sus 20 años está en proceso de grabar su primer disco, Billetes de ida y vuelta”. Algo que, reconoce, ha supuesto “el momento más especial de su vida”. “Para mí no hay nada más feliz que salir de casa con mi guitarra y decir:  me voy a trabajar. Eso es felicidad. Es el sueño de toda mi vida. Ojalá pueda alcanzarlo algún día”, señala.

Aficionados o en proceso de ser profesionales, pero todos artistas en potencia que ven en la música una nueva forma de hacer poesía. Una idea que también comparten aquellos que se han declarado “fan” de este género musical. “Los cantautores realizan una música mucho más personal. En ella, reflejan ideas y sentimientos muy profundos con los que, normalmente, te identificas. La verdad es que es poesía en estado puro”, indica la adolescente Sheila González.

En Zaragoza, la música de autor ya se ha hecho un hueco en centros culturales como El Teatro Principal. Algunos locales como La Campana de los Perdidos o El poeta eléctrico también se han sumado a la iniciativa. Y es que aunque no tiene el mismo arraigo que en ciudades como Madrid o Barcelona, en Zaragoza la canción de autor va pisando fuerte.


Mª Eugenia Doria

Noticia

Adiós a la sala Arena Rock

Este espacio se despide nada más comenzar el 2014


El panorama musical de Zaragoza comienza el año con una noticia inesperada: la sala Arena Rock cierra sus puertas.
Tras seis años de andadura, sus propietarios anunciaron el pasado sábado su cierre mediante un comunicado a través de las redes sociales ante la incredulidad de algunos de sus usuarios, quienes no tardaron en transmitir su pesar en Facebook



Según este anuncio, la desfavorable situación económica y “un desproporcionado alquiler” han obligado a los propietarios de la sala a la clausura de su negocio. Se mantuvo la actuación prevista para ese día de los grupos Odio, Basura y La traición, que puso el punto final a estos años de música en vivo.

Arena Rock nació en 2008 como una alternativa de ocio diferente. Abrió como un café-pub, con un amplio horario, similar al de las discotecas zaragozanas, en una zona de la ciudad donde no existían lugares de este tipo, pues se sitúa en la Plaza Utrillas, entre los barrios San José y las fuentes, a cinco minutos del centro de la ciudad.

En estos seis años de recorrido su actividad se ha basado en una oferta cultural vasta y diferente. Todos los miércoles la sala se inundaba de risas y humor gracias a uno de los platos fuertes del café, los monólogos, de entrada libre. El fin de semana dejaba paso a grupos de rock destacados en el ámbito aragonés y también nacional como Azero o Fe de Ratas, y apostaba por grupos menos conocidos y bandas tributo como Cállese Señora  o los Iron Maños.

A continuación, el comunicado íntegro:



Bueno chic@s, acaba de comenzar un nuevo año y tal como empieza tenemos que comunicaros que por desgracia, termina ya para el Arena Rock.Han sido 6 años con mucha ilusión y apuesta por llevar este proyecto adelante.La situación económica actual, completamente desfavorable y un desproporcionado alquiler, hacen que este proyecto no sea sostenible.Queremos mandar un abrazo a todos los grupos que han pasado por aquí y a toda la gente que nos ha acompañado en veladas maravillosas y que han hecho posible estos 6 años de Arena Rock.
Hoy será nuestro último día. 

Se mantiene el concierto programado y después….reiremos y lloraremos juntos.
Os invitamos a que vengáis a nuestra fiesta particular de reyes.
Nos mantendremos en contacto con los grupos que había programados ya para el 2014.
Os deseamos lo mejor para este año y nos quedamos con lo bueno que nos ha dado esta experiencia.


Un abrazo a tod@s amig@s.




lunes, 6 de enero de 2014

Opinión

Radio–póstumas

¿En qué momento ser el número uno de los 40 se convirtió en signo de desprestigio para un artista? En los últimos tres o cuatro años, en los medios musicales se han empezado a colar ciertos testimonios que atribuyen esta devaluación a una estrategia malograda de las radio–fórmulas. Ante la escasez de recursos de las discográficas, que poco a poco han disminuido sus inversiones en promoción a través de las ondas, las radios buscaron otro método de supervivencia. Mientras que, en los 90, los grandes sellos discográficos conquistaban las listas de los más escuchados (¡y vendidos!); ahora la burbuja ha estallado y las radio–fórmulas caminan en su propia dirección. Una dirección que, en muchos casos, las ha descalabrado. Engañar a tantos oyentes durante tanto tiempo no era tarea sencilla.

En marzo de 2011, una entrevista publicada en Rolling Stone revelaba –o más bien exhibía– los intereses de quienes calificaba como “las cuatro personas más poderosas de la música en España”. Una de ellas era el empresario Jaume Baró, director de 40 Principales, que aseveró que su único desvelo eran las cuotas de audiencia: la emisora no aspira a crear grandes éxitos con calidad musical, sino a mantenerlos a través de una difusión constante. Hace años que las discográficas han dejado de pagar para que suenen sus canciones, de modo que la cadena de la S.E.R. ha decretado un nuevo principio básico: llegar a las masas ofreciéndoles exclusivamente lo que quieren escuchar y evadiendo cualquier riesgo. Una premisa que se ha transformado en máxima: se emiten hits del siglo pasado que no permiten que géneros o artistas novedosos asciendan en las listas. De vez en cuando, cada vez con menos frecuencia, grupos y solistas nuevos saltan al número 1. Sin embargo, es probable que si los escuchan les asalte un “esto me suena”. Y puede que esa familiaridad les encante. Gran parte del público siente rechazo hacia lo distinto.

Para asegurarse el cupo de audiencia y por tanto de publicidad, algunas radios contratan empresas que elaboran encuestas con el fin de conocer el perfil de su oyente más típico y tópico; de modo que la música que suena en los medios convencionales se convierte también en la más típica y tópica. Por eso agradan a un público mayoritario. Pero no todos los oyentes somos tan conformistas. Algunos nos hartamos de la vieja fórmula y buscamos otros estilos, letras elaboradas, menos coreografías… En definitiva, canciones irrepetibles, sin adornos.

La solución para los que desean explorar terrenos diferentes es, indudablemente, la red. Como los jóvenes son los más resueltos en este ámbito, el inmovilismo de las emisoras también les influye en mayor medida: son inconformistas y las radio – fórmulas no consiguen fidelizarlos.

Parece que ha habido un exceso de canciones del verano y de grupitos de cantantes–modelo. ¿Se acercará el final de la era pop en nuestras emisoras? Las constantes pérdidas de audiencia instan a un cambio de táctica y la figura del oyente gourmet adquiere relevancia conforme el negocio de masas se deteriora. Es el momento de elegir con nuestro propio criterio. La hecatombe de la industria supondrá el verdadero auge de la música.

Crónica

Un día en el Conservatorio
 En la fotografía : Sandra Saiz. Tiene veinte años, doce de los cuales los ha dedicado a la música. Actualmente estudia flauta de pico en el Conservatorio Superior de Música de Aragón. FOTOGRAFÍAS DE JULIA MURILLO ROYO

Analizamos la realidad de aquellos que deciden estudiar música en nuestra ciudad. Desde el caso de Sandra, una joven que estudia flauta en el Conservatorio Superior de Aragón, a las instalaciones dedicadas a la enseñanza de los estudios musicales en Zaragoza. La realidad de una titulación a menudo infravalorada.



Sandra tiene en su casa doce flautas. De arriba abajo en la imagen: soprano ganassi de Monika Musch con dos cuerpos, whistle irlandés, soprano kung, soprano yamaha de plastico rosa, quena (flauta folklorica de Perú, traverso barroco, cuerpo de alto ganassi, alto barroca de Joachim Rohmer, txistu (flauta típica del folklore vasco-navarro), alto ganassi (junto con un cuerpo), flauta travesera moderna y  alto kung. Sandra estudia en el Conservatorio Superior flauta de pico. Intenta compaginar sus estudios de enfermería con la música, aunque a veces no le resulta nada fácil. En la actualidad una titulación del Conservatorio Superior de Música de Aragón es equiparable a un grado universitario. La Administración, sin embargo, califica al Conservatorio de “instituto” lo que, entre otras cosas, obliga a llevar un horario muy estricto y obliga al conservatorio a contar con una Asamblea de Padres a pesar de que la mayoría de sus alumnos sean mayores de edad.
La vida del estudiante no acaba en el Conservatorio, debe ensayar por su cuenta una media de cinco horas al día, tanto si lo hace en el centro como si lo hace en su casa. El problema viene cuando debe adecuarse a los horarios del centro.







Flautas con las que ensaya Sandra. Sandra toca la flauta, sin embargo compañeros suyos que tocan el arpa o el piano, deben poder practicar en casa, algo que a veces no es posible debido a lo caro que es el instrumento o a sus dimensiones. Su única posibilidad para ensayar es el Conservatorio. .

A pesar de ello el Superior, dicen, es uno de los mejores centros de estudios musicales de toda España. ¿Pero qué pasa con la base? Para conocer la situación de las enseñanzas básicas y medias, Sandra nos lleva a sus antiguas clases en el Conservatorio Profesional, donde se encuentran unidos dos conservatorios en uno: el propio profesional y el elemental.
El actual edificio en el que se encuentra el Conservatorio Profesional de Música de Zaragoza le fue cedido por el Ayuntamiento de la ciudad. Sin embargo el número de alumnos ha aumentado mucho desde entonces (en la actualidad rondan los setecientos). El edificio ya no cuenta con las medidas óptimas para las clases.

Sala de ensayo del Conservatorio Profesional de Música de Zaragoza. La única ventilación con la que contaba era la propia puerta desde la que se tomó esta foto. 

El edificio, declarado de interés histórico y situado en la calle San Vicente de Paúl, se ha quedado obsoleto. El hecho de que sea considerado como un bien de interés histórico no ayuda, puesto que hace imposible cualquier pequeña reforma que ayude a su adecuación para su nuevo uso. "Recuerdo que un año quisieron instalar unas persianas. En verano nos achicharramos en las aulas (sin aire acondicionado, claro) y contamos con unas contraventanas de madera. Nos quejamos para que las cambiaran, pero nos decían que al ser las contraventanas originales no podían quitarlas y, al conservarse las ventanas intactas, tampoco podemos instalarles persianas... Una locura", se queja Sandra mientras recorre los viejos pasillos.  Después del hall principal vemos un auditorio excesivamente pequeño teniendo en cuenta la cantidad de alumnos y de instrumentos que se tocan en el conservatorio. Otro de los datos curiosos es que el auditorio con el que cuenta el conservatorio resulta irrisorio. Recuerda casi al salón de actos de un colegio. No nos detendremos a hablar siquiera de los camerinos, puesto que hasta la propia Sandra pasa de largo mientras sonríe al señalarnos el cartel "Nada que añadir, ¿no?" y estalla en una carcajada. Las aulas también son insuficientes y hacen que los alumnos estén apelotonados, las cabinas donde los estudiantes ensayan carecen en su mayoría de ventilación y son excesivamente pequeñas... "Pero esto no es todo", nos dice Sandra. Aquí está la trampa: lo que vemos no es todo lo que hay. Sandra nos lleva hacia el I.E.S. Pedro de Luna, donde el instituto cede parte de sus instalaciones para las actividades y conciertos del Conservatorio. Todo ello adecuándose, obviamente al horario del instituto. Hablamos con el director del Conservatorio Profesional, Darío Sierra, quien tranquilo nos cuenta abiertamente la deuda que tiene la administración con el Conservatorio:
"En 2010 la Administración prometió cambiar el emplazamiento del Conservatorio Profesional, sin embargo la actual crisis ha ido posponiendo el traslado"- no se queja, no se lamenta, afronta la realidad de un país donde la cultura ya no importa o, al menos, no importa tanto.


Los estudiantes del Conservatorio Elemental deberán estudiar durante cuatro años aprenderán lo básico sobre solfeo, métrica, ritmo… así como empezarán a familiarizarse con un instrumento. En la foto, alumnos del Elemental en las instalaciones del Conservatorio Profesional durante una clase de lenguaje musical. 

 Paramos un momento y recopilamos. Cuatro años de enseñanza elemental más seis años de enseñanza media y los que se dedique a la enseñanza superior... Nos giramos y miramos a Sandra. "Merece la pena"-afirma-"mi vida es y será siempre la música. Hay que luchar por lo que uno quiere, yo lo hago por la música". Se aleja por el pasillo escuchando a los pequeños dar palmas en clase de lenguaje musical, a los de la clase de violín... Entonces deja entrever en el gemelo izquierdo el tatuaje de una clave de sol. Definitivamente la música hace que se mueva, la música es su vida. 
Muchos futuros músicos como Sandra sueñan con dirigir una orquesta o dar grandes conciertos, pero la realidad es bien distinta. La poca aceptación social de los graduados superiores en música hace que el futuro de los músicos se encuentre en la enseñanza o fuera de nuestras fronteras. Personas que, como Sandra, llevan dedicados años y años de su vida a la música a menudo se ven trampeados por el camino con un sistema educativo que no equipara sus estudios a un estudio superior ni le confiere el prestigio que merece. Músicos, como tantos otros, como el que aprende a tocar la guitarra en su casa y luego toca con sus amigos. La actual situación de crisis está haciendo que se mine la visión de la cultura, y con ella la música. En Aragón cada año salen cientos de músicos altamente cualificados, habiendo sido educados en uno de los mejores conservatorios de España, en busca de un futuro mejor y reconocimiento en el extranjero. Sin embargo año tras año el número de estudiantes sigue creciendo y es que la música tiene ese algo que la hace mágica y que nos permite ver algo de luz hasta en un cuarto sin ventanas.




Para más información sobre la situación de los estudios musicales en Aragón:

Entrevista

Álvaro Mazarrasa, líder del grupo Dadá

“Perseguir los sueños mola más que conseguirlos”


                                      Álvaro Mazarrasa. CLARA SALVADOR

Tiene 36 años y una hija de cuatro meses con Pato, una de las coristas del grupo. Nacío en Madrid, se crió en Bilbao y Zaragoza es su hogar desde hace 11 años: “Comprendí el surrealismo cuando vine aquí. El humor de Zaragoza es diferente, entiendo que Buñuel naciera en esta tierra.”

 
Lo vuestro es más un circo que otra cosa… 
Sí, totalmente. Introducir la parte teatral te abre a un montón de cosas; y encima estos, que son muy inquietos y están todo el día creando como Ferran Adrià, pues…

Habréis hecho de todo.

Hemos hecho desde cosas en la calle, con unos amplis a la espalda; hasta conciertos en la Multiusos, con todo a lo grande. Cuando llevamos el gran cabaret, lo mismo viene una batucada, grupos… y nos juntamos ahí 80 o 90 artistas. Hemos traído hasta cabezudos.

¿Por qué os desnudáis en el escenario?

Bueno, tú llegas a un concierto y hay gente que no te conoce. Desde el principio hasta el final, como en cualquier relación, lo que haces es ir conociéndote un poquito. Cuando te presentan a alguien poco a poco te vas quitando capas hasta que llegas a tener una amistad. Nosotros lo que tratamos de hacer en el bolo es eso, que la gente poco a poco se vaya sintiendo más a gusto.

Lo de ser hombre y comprar lencería…

En Huesca las señoras alucinaban. Pedías unas medias y te preguntaban “¿cómo las quieres?” Y yo, “pues como para mí…” Y se morían de risa. También les sorprende que sepas: “Las quiero con silicona, con liguero…” A veces ni digo que son para mí.

¿Es difícil desnudarse?

No lo sé… me parece gracioso. En el momento concreto de desnudarse es una risa, te lo quitas todo y notas una cosa en el público que… ¡bua! Pero lo que me parece más complicado es desnudarse emocionalmente, hacer una canción en la que de verdad hablas de cosas tuyas, que te tocan, y atreverte a contarlo. Eso a mí me da mucha más vergüenza a que me vean las lorzas.

Y tú, ¿sueles desnudarte emocionalmente?

Es lo que intentamos, y yo creo que en parte lo conseguimos, porque la gente se engancha. Otros lo que hacen es imitar algo que han visto, y aunque vayan menos disfrazados que nosotros, al final lo que están haciendo es una copia exacta de artistas que han oído. A mí eso me gusta menos.

¿Lo más raro que os haya pasado…?

Una vez, después de actuar en un pueblo, llega la concejala de cultura y nos dice: “Oye, muy bien, nos ha gustado mucho, porque en este pueblo siempre estamos programando música y bueno, también hay que programar cosas como la vuestra”. (ríe)

Bueno, quizá se refería a que lo vuestro no es un espectáculo al uso, ¿no?

Puede ser, pero le quedó como… ¿perdona?

¿Seguís con la filosofía de que cada uno pague lo que cree que vale la actuación?

Antes sí, pero este año hemos cambiado un poco. Para la gente esto es muy nuevo, y hasta que consigues que se responsabilicen, hay quien no lo asume. Algunos te echan 20 euros y otros te echan un botón…

Hay que tener narices para echar un botón…

Claro, la filosofía está, pero no siempre la puedes llevar adelante. Aun así, siempre intentamos que los precios sean baratos para que venga mucha gente.

Además, en vuestra web se pueden descargar gratis vuestras canciones.

Creemos que el mundo del disco como tal se ha acabado. Y a nosotros lo que nos importa, más que ganar dinero, es que la gente escuche las canciones y luego venga a vernos a las actuaciones.

¿Crees que a veces es excesivo el precio de las entradas?

Antes parte de los gastos los cubrían los ayuntamientos, pero ahora si quieres pagar una cosa mínima a todo el mundo que viene a trabajar, al final sumas y dices ¡joder! El cabaret, que vale cinco euros, realmente habría que venderlo a 25 para pagar dignamente a todos los que intervienen.

Entonces, ¿cómo cubrís vuestros gastos?

Así nos va, ¿verdad? (ríe) La gente tiene que convencerse de que los 10 euros que cuesta pasar un rato genial, bailando, te los gastas en una semana en cafés. Pero en España no tenemos ese concepto. Sin embargo, sin música tampoco se puede vivir. En los sitios más jodidos, con hambres, sequías, guerras... la gente canta más. ¿Cómo no vas a cantar? ¿Cómo no te vas a reír?

¿Aspiras a vivir algún día de la música?

Peleamos por eso. Pero perseguir los sueños mola más que conseguirlos. No es que no los quiera conseguir, eh, pero… cuando tienes un sueño, tienes un punto hacia el que ir, vas caminando. Sin embargo, cuando llegas, dices ¿ahora qué hago? Esto es una etapa, no sé si vamos a estar toda la vida con ligueros o si tocaremos música tradicional afgana. Pero, ¿seguir haciendo música? Seguro.